Capítulo 17

El miedo a perderme fue más grande que el miedo a perderle.

Soy Isa y estoy más sola que nunca. Es medio día y el sol está brillando en un fondo cielo bien azul. Y no es cualquier azul- es el azul del cielo de Quito. Es el azul de poca atmósfera por lo alto que vive esta ciudad. Es el azul que me ha visto crecer. El sol es puro, potente, fuerte y delicioso. El sol entra por la ventana a mi oficina y baña el piso de luz. Mi oficina es mi santuario porque es un espacio pintado de mi. Es rosada y dulce. Es donde más segura me siento. Cuando abro esa puerta estoy en mí.

Puse cortinas de tela que hacen el espacio más cálido y privado. Colgué cuadros que elegí en internet y enmarque de blanco. El escritorio lo diseñé a la medida. Hay una piedra de sal gigante que fui a comprar para purificar el aire y todo huele a mi vela favorita.

Cuando cierro la puerta y estoy dentro puedo pensar. También puedo sentir. Puedo hablar con las diferentes partes de mí que me presentan caminos y opciones. Hay varias que me están llamando y recordando que hay algo que ya no podemos seguir ignorando.