En diciembre del 2021 tomé el curso Escribir Para Publicar de Marguga. Una mujer que adoro como amiga y admiro como escritora. La vida entera he soñado con escribir libros y hacer ese curso fue dar un paso firme en dirección de este sueño.
El programa terminó un domingo de noche. Y esa noche me acosté a dormir con la certeza y la decisión al otro lado de la cama. Sabía que ya no había vuelta atrás, sabía que ese día empezaba esta aventura. Y pocos días más tarde creé un tab en mi Notion llamado LIBRO. Ese fue el segundo paso firme en esta dirección.
Unas semanas después, en enero 2022, me encontré en Sedona haciendo un retiro espiritual. Mi vida estaba a punto de dar un giro y experimentar un milagro, aunque yo no tenía idea. Estaba a días de escuchar a un agente de la Embajada de Estados Unidos decirme
“Tu GreenCard con el número de caso DV777 ha sido aprobada, tienes 6 meses para mudarte a los Estados Unidos. Siguiente persona al counter 3 porfavor”.
Y 2 meses más tarde abordé un vuelo sin regreso a New York.
Pero esa noche de enero en Sedona, antes de saber lo que estaba a punto de pasar, nació este libro. Esa noche no podía dormir pero sí tenía mucho que decir. Esa noche abrí mi computadora y escribí el prólogo de este libro, y para cuando terminé tenía el nombre:
Hola, Me Presento.
Esa noche vi con claridad lo que iba a ser y tomé decisiones sobre su estructura. Ya no era una nube, ya no era una idea o una visión imaginaria. Ese día se volvió realidad. Fue el tercer paso firme en esta dirección. El libro nació esa noche de enero entre las montañas rojas y estrellas de Sedona.
Durante el siguiente año escribí 30 capítulos.
Algunos de esos capítulos se escribieron con New York de música de fondo. Se escribieron en la terraza de un departamento semi vació en las noches que no podía dormir (a veces del miedo, otras de la felicidad). Se escribieron en los cafés de este barrio que me recibió con los brazos abiertos y entre las paredes del departamento 1901 que fue mi refugio.
Otra parte de esos capítulos se escribieron en el verano, con Italia de fondo. Pasé 7 días trabajando y escribiendo en Piemonte, en un hotel en medio de la nada con la misma amiga que me enseñó tanto de escribir. Esa semana fue sacada de un cuento y tiene su propio capítulo dentro del libro. Durante esos 7 días las palabras se desbordaban de mis manos y mis manos no podían ir tan rápido como las ideas.
Pero después de eso me quedé en blanco. Han pasado más de 7 meses desde ese agosto italiano y casi no he escrito. Tampoco he editado. He seguido desarrollando su concepto, sus tesis, su propósito y lo que quiero que represente. Eso ya está claro.
Y aunque no he parado de pensar en este proyecto tengo que confesar que me estado escondiendo detrás del miedo. Excusas y miedo.
A veces tengo miedo de que mi cabeza y mis manos se queden cortas al mensaje que quiere narrar mi corazón. Otras veces dudo de si ese mensaje es suficiente o merecedor de convertirse en libro. Hay una parte de mi cabeza que sigue insistiendo que a nadie le importa. Esa parte de mi cabeza dice que nadie lo quiere leer.
El 23 de marzo son 365 días desde que llegué a New York. El 28 de agosto cumplo 30 años. Se sienten como cimas significativas que han puesto en perspectiva el tiempo. El tiempo sigue pasando y los capítulos de la vida se siguen escribiendo. Y ya es hora de poner este libro como personaje dentro de mi historia.
En esta década he vivido muchas vidas, pero esta me encanta. Sé que mi voz va a cambiar y espero que mi manera de ver el mundo no pare de evolucionar. En esta década me he despedido y desprendido de mucho. Y al otro lado de cada una de esas despedidas nunca quedé más chiquita. Aprendí que las despedidas que suceden en dirección del alma nunca son pérdidas. Al otro lado nunca me quedé incompleta. Al otro lado siempre me encontré más entera y más yo.
En esta década he aprendido a presentarme una y otra vez. Y así perdí el miedo de hacerlo. Perdí el miedo a soltar lo de afuera porque ya sé lo que pasa si me pierdo a mí. Perdí el miedo a presentarme de nuevo porque me dio más miedo levantarme siempre en el mismo lugar. Aprendí que volverme a presentar es un regalo.
En esta década aprendí del poder de empezar donde estás con lo que tienes. Aprendí que así empiezan las mejores historias. Y también aprendí a dejar de querer todas las respuestas antes de empezar.
Escribir un libro siempre ha sonado muy intimídate. Me imagino que tu también has escuchado sobre lo difícil que es y cuánto tiempo toma. Pero no quiero recordar el proceso de escribir este libro como un proceso negro y sombrío. Tampoco quiero escribir un libro que tome tanto tiempo escribir y editar que al otro lado yo no me reconozca.
Quiero que este proceso me estire y me lleve a rincones de mi corazón que no conozco. Y quiero escribir un libro vivo. Quiero escribir un libro crudo, imperfecto, íntimo y fresco sobre las mil y un veces que me he presentado en está década. Las mil y un veces que tuve que encontrar (y sigo encontrando) mi camino como mujer en este mundo. Un camino bien mío.
Quiero empezar donde estoy, con lo que tengo. Y quiero compartir y vivir el proceso contigo. Quiero hacerlo antes de sentirme lista. Quiero hacerlo a mi manera. No se cómo va a cambiar ni como va a cambiarme. Creo que es una pérdida de tiempo tratar de adivinar. Quiero ponerme a editar y publicar los capítulos que ya están listos y darles el espacio a todos los que me tocan la puerta a diario.
Quiero hacerlo contigo que también quieres escribir un camino bien tuyo, con tus propias reglas. Quiero hacerlo contigo que tienes un hambre de aprender. Quiero hacerlo contigo que te encanta ver a tu cerebro crecer. Contigo, que aprecias las cosas que te hacen pensar. Contigo, que quieres leer más y que te gusta evolucionar. Contigo, que sabes que expandirte significa presentarte de nuevo y desprenderte de más. Contigo que conectas con las cosas vivas, no perfectas.
Contigo que quieres leer los capítulos sin tanta edición, directo en tu correo, cada vez que estén escritos, recién salidos del horno. El libro físico se revelará con el tiempo, eso puede esperar. Creo que esta parte es la que más me va a gustar: el camino y la vista. (Que estoy segura nos encontrará con cafecito en mano).
Lo que importa es que este libro deje de moverse en cámara lenta. Porque te confieso que no me deja de topar la puerta. Cuando me levanto, cuando me acuesto. Cuando estoy mirando a la pared mientras espero que mi comida esté caliente o mientras camino al metro. Me repite y me repite y me repite que quiere salir corriendo al mundo. Y todos sabemos que las ideas no tocan la puerta para siempre.
Hola, me presento. Soy Isa. Y este es mi primer libro.
A continuación está ese prologo que escribí esa noche de enero.
xo,
Isa
8 de marzo, 2023 // New York, sentada en la sala de mi casa.