Érase una vez una Isa que se levantó en la vida de alguien más. Esa vida tenía su nombre pero no tenía su alma. Esa vida tenía su nombre pero no sus sueños. Tenía máscaras y no su esencia. La mente se había acostumbrado a conformarse con solo ver gamas de grises. El pulso lento trataba de decir que estaba lejos de lo que le prendía. Las reglas le habían convencido que debía mantenerse igual y tenerle miedo a cambiar. Pero su cuerpo nunca se olvidó como florecer ni lo que necesita para hacerlo.
El alma tiene un compás que solo reconoce la vida. El cuerpo no está hecho para vivir muerto en vida.
La selva y sus colores nos cuentan que una vida llena de vida requiere valentía, audacia y un galón de ilusión. Resulta que una vida llena de vida es una vida llena de cambios y llena de muertes. Y son las despedidas las que se transforman en bienvenidas. A veces no hay nada más fértil que un punto final.
Esa Isa hizo una pregunta con la que todo empezó y fue la misma que bastó:
¿Y si hay otra manera?
Así empezó la aventura de soltar todo lo que era leal a otros antes que a ella. Para ir en búsqueda de todo lo que puede ser y no lo que ya fue. Entre mares de duelos y despedidas esa Isa se escribió una promesa en tinta verde esmeralda: Voy a transformar todo este dolor en una vida llena de vida.
El verde que pulsa, el verde que cambia, el verde que muere y que vuelve a nacer. El verde de una historia vuelta ritual. Este verde viene a advertir: la vida pasa y no está hecha para quedarse igual. Dejar de cambiar es dejar de vivir.
El verde rebelde que sabe a aventura y a veces llena de serenidad. El verde que brilla, que se desborda, que contagia y que crece. Al verde rebelde no le importa el listado de lo que pensaste que deberías ser. Al verde rebelde solo le importa el ritmo al que te dices la verdad.
Verde profundo. Verde intenso. Verde que mata y verde que revivive. Verde que restaura, que nutre, que limpia y que nada olvida. Verde que duele y así sana. Verde que siembra, verde que vuela y verde que recuerda porque todo enseña.
Verde fértil de temporadas sagradas. Unas para la disciplina y otras para el desorden. Unas para ser espontáneas y otras para límites claros. Temporadas para defender lo importante y las que te recuerdan que a veces sanar es dejar todo ir. Verde fértil que a veces pide que no hagamos nada para así hacer todo. Porque a veces hacer todo es escondernos de la verdad.
Verde que cuestiona, que mata, caduca, despeja, revela y después renace. Verde que te ayuda a soltar lo estancado para encontrarte a ti. Verde que le da la vuelta a todo. Verde que te quita y que te da. Verde que en su camino deja todo en su lugar. Verde que pregunta y que responde.
Verde que honra los tiempos y respeta nuestro potencial.
Verde profundo y verde intenso que no te deja ignorar lo que te prende. Que te obliga a dejar de pretender que no sabes lo que te mata lentamente.
Verde con V, de una vida bien prendida y bien vivida.
Verde con V, de una vida llena de vida.



Verde de Valverde 😂 amo el color, las fotos, la escritura, ya quiero escribir en esas páginas y saber lo qué hay dentro. Que emociooooooooooooooooooooooooonnnnnnnn💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚
Esta divino el journal, el color y la palabra. Te pasaste 🙌🏻🙌🏻🤍🤍